3~

Capítulo 3:
Era luna llena, y estaba preciosa, enorme, acompañada por sus también grandes y brillantes estrellas.
Avanzamos por las orillas del Támesis, yo, agarrada de su brazo y mirando hacia las estrellas. Nos acercamos a un banco cerca de allá, pero divisé una figura cercana.
-¿Daniel?-susurré.
-¿Perdona?-dijo Harry, desconectrado.
-Oh, nada, nada-sacudí la cabeza-parecía haber visto una persona- Estúpida, me dije.
-Ah, vale
Despacios, tranquilos, dimos unos cuantos pasos más, hasta que pude ver la pareja con más claridad. Ya podía estar segura.
-¡Dan!-dije, soltándome de su brazo y dando unos pasos hacia delante.
-¿Jane?¿Qué haces aquí?
-¿Cómo que qué hago aquí? Vivo aquí. ¿Se te ha olvidado?-resoplé
-No.. es que no se me ocurría nada mejor que decir...
Levanté la mirada y la clavé en la chica que estaba a unos metros de distancia de Daniel.
-¿Y esa?
Giró el cuello y la miró.
-Es..eh
-Oh, entiendo. Ya has supuesto, que por lo que pasó ayer ya hemos roto , ¿no?
Calló
-¿Y tú qué?-me dirigí a ella-.Gozándola, ¿no?
También calló.
Me volví y me agarré al brazo de Harry.
-¿Estas bien?-me susurró.
Le miré a los ojos y sonreí.
-Si, gracias.
-¿Y ese tío quién coño es eh?-dijo Dan.
 Eso me cabreó aún más.
Rápidamente, me acerqué a él, hasta quedar cara a cara con Daniel.
-¿Perdona? Mira, Daniel, a mí, me puedes decir todo lo que quieras. Tú, mientras que yo pensaba que me querías, como a la inversa, te vas con cualquiera. Puedes liarte a mis espaldas con cualquiera que se te cruza . Puedes follarte a la primera cosa que se mueva. Tú, puedes hacer lo que quieras mientras sales con migo, ¿y yo no puedo ir a tomar algo con un chico que es el doble de guapo que tú?¿Más sensible?¿Más amable? Mira, si quieres un juguete, vete a la guardería a jugar con los demás bebés, pero a mis amigos los dejas en paz.
Daniel calló. Como siempre lo hacía.
Esa fue la última ve que ví a Dan.


Un pitido ensordecedor atravesó la habitación. Dí una vuelta en la cama y me tapé la cabeza  con la almohada. Descubrí que no podía volver a dormire, asi que , aparté la colcha que me cubría y me fui al baño. Al volver, ví que mi móvil parpadeaba y temblaba. Lo cogí.
Un nuevo mesaje :
                             "Buenos días, espero no haberte despertado , quería comentarte
                               la banda ensayamos todos los sábados, y me pregntaba a ver si
                               este sábado puedes pasarte , Un beso fuerte guapa. x
                                                                     Harry"
Sonreí y tecleé:
                "Buenos dias guapoo ;) Me parece una idea estupenda."
Enviar.
La puerta de la habitación se abrió
-Eh, Jane, dice mamá que bajes a desayunar-dijo mi hermana Emma desde el umbral de la puerta.
-Ya voy-me levanté y caminé hacia ella.
Emma era guapísima. Tenía un largo pelo rubio y unos ojos verdes impresionantes. Me pasaba una cabeza y eso que yo no era bajita.
Cuando salí de la habitación, ella ya estaba abajo, en la cocina.
-Hola mamá-le dí un beso en la mejilla y me senté en la mesa.
-Buenos días hija, ¿qué tal has dormido?Ayer no te oí llegar
-Ya, es que llegé tarde-mordí de mi tostada
-Que, ¿con quién has follao?-preguntó Emma mirándome.
-Con tu novio-dije para picarle.
Le guiñé un ojo, ella me sacó el dedo corazón.
-Jane, Emma, no seais infantiles, y menos delante mía
-No, mamá-dijimos las dos al unisono
-Mamá, ¿puedo aumentarme el pecho?-dijo Emma sin cortarse.
Casi me araganto con la leche.
Y mi madre no andó muy lejos
-Emma, ¿estas loca?-dijo
-Pero mamá, todas mis amigas ya se lo han aumentado
-¿Y qué será lo siguiente?¿Un piercing en el coño?-murmuré.
Me fulminó con la mirada.
-Hija, he dicho que no y es que no.
-¡Pero ya tengo 18 años!
-¡Mientras vivas bajo mi techo nada de silicona!
Silencio
-¡Y látex tampoco!-la señaló con el dedo.
Emma suspiró
-Vale, vale, ya lo he pillao
Durante unos minutos solo que oían los ruidos de las mandíbulas mascando y los cuchillos contra los platos y vasos.
Ese era mi momento:
-Olle mamá, ¿el sábado puedo ir a Cheshire?
-¿A Cheshire?¿Y para qué quieres ir tan lejos?
-Tampoco está tan lejos.
Mi madre me miró por encima de sus gafas de montura negras.
-Bueno, un amigo de Ellen es de allá y nos ha invitado a pasar el fin de semana con él.-mi madre no tenía por qué saber todos los detalles. Puede que dije alguna mentirijilla....Shh..
-Ah, ¿y cómo pensabas ir?
-Eh...Pues..no sé, en tren.. supongo..
-Bueno, si tu pagas todo, a mí me da igual.
-Gracias mami-dejé el plato en el fregadero y le dí un beso en la mejilla, mientras Emma murmuraba algo que no pude entender.
 


                                "Qué ciudad de Cheshire es?"
Enviar.
Para poder organizarme bien, tenía que informarme bien para hoteles y trenes.
Enseguida me pegué al ordenador y busqué en Google "Hoteles en Cheshire". Me salieron miles de páginas, pero me interesé en una en la que ponía: "Cheshire a bajo precio".
Hotel Black Star. Interesante. Precio: 65'99 noche. Interesante. Sin desayuno ni comida.
                               "Holmes Chapel, pero no busques un hotel, te puedes
                                               quedar en mi casa sin problema"
Pensé.
¿En su casa? Será mejor que no se entere mamá. Inmediatamente, borré lo que había en el buscador e intruduje "tren Londiniense"
                                           "Uy nosé. No quiero molestar"
Suspiré y dejé el móvil en la mesilla. Me vestí rápidamente con unos vaqueros, una chaqueta roja con una "H" blanca y unas nikes blancas también.
El móvil volvió a vibrar.
                                     "No, mujer. A mi madre le encantaría otra inquilina en casa,
                                                             además nos sobra una habitación"
Joder. No lo podía evitar. Solté una pequeña risita nerviosa.
                                     "Ay, está bien, pero sólo una noche, eh ;)"
El sábado. ¿A qué día estábamos? ¿Domingo? Buf.. Aún queda mucho. No me lo creía. Lo acababa de conocer y ya iba a pasar una noche en su casa.
El sábado.
-¡Jane!¡Ha venido Ellen a verte!-gritó Emma desde las escaleras.
-¡Ellen, fea!-grité, rápidamente, cerré el internet.
-¡Jaaaaanyyy!-entró en la habitación y cerró la puerta -¿Qué tal ayer?- se quitó los zapatos de tacón.
-Pues bien-dije sonriendo
-Muy bien, diría yo-se sentó al lado mía, en la cama
Asentí.
-Bueno, cuéntame lo que hicisteis
-Pues, me ofreció ir a tomar algo a un Starbucks y después fuimos a dar una vuelta.
-¿Todo idea suya?
-Todo idea suya.
-Uuuhh.. qué romántico
Asentí.
-¿Cómo se llama?
-Harry
-Harry, qué nombre más sexy. ¿Qué te ha contado?
-Tiene una banda de música en su ciudad.
-Uuuh, ¿qué instrumento toca?-dijo dándo palmaditas
-Canta
-¿Canta?
-Canta.
-Joder, eso no es un tío, eso es....eso es Dios
-Ah, y lo mejor de todo es que me ha invitado ir a verlos tocar el sábado.
-¡Ves! Te dije que iba a haber chispa. Y, la verdad es que es normal, una chica tan guapa como tú. Hay que ver que envidia me estas dando.
-Shhh.. Lo mejor de todo es que me quedo a dormir en su casa.
La BlackBerry vibró. Un nuevo mensaje.

{Narra Harry}
-¿Mamá?
-¿Harry?
-Hola mamá-sonreí al escuchar la voz de mi madre.
-¡Cariño!¿Qué tal en la ciudad?
-Muy bien, mañana he quedado con el director de Oxford
-¡Qué contenta estoy de que me llames! Todos te echan mucho de menos, sobre todo Gemma y Dusty
-Awww, ¿cómo está mi niña?
-Muy bien, come más que nunca.
Sonreí, pero no podía salirme del tema.
-Emmm...¿Me puedes pasar a Gemma un momento?Necesito hablar con ella.
-Claro, cariño. ¡Cuidate!¡Y no aceptes caramelos de desconocidos!
-Noo mamá-reí.
-Hola, feísimo-dijo Gemma
-¡Gemma!¿Qué tal?
-Muy bien, ¿y tu?¿Te cuidan bien?
-Genial, me gusta mucho Londres.
-Me alegro-dijo conriendo.
-Olle, Gemma, ¿cuando te ibas a España?
-Este fin de semana, ¿por?
-¿Podrías prestarme tu habitación?
-¿Mi habitación?¿Para qué?
-Es que...
-¿Ya has vuelto a ligar?-me interrumpió.
Buf
-¿Qué?
-Perdón. Explicame-rió por lo bajo.
-Haber. Ayer, conocí a una chica londiniense y había pensado en traerla. Y para eso necesito tu habitación.
-Oh. Bueno, algo parecido me imaginaba. Tranquilo Romeo, toda tuya, ¡pero cuídaela, eh!
-¿Cómo me has llamado?
-Mamá quiere hablar con tigo, te la paso, ¡un beso!
-Un beso fuerte. ¡Cuidame a Dusty!
-Harry, cariño, ¿cuándo vuelves?¿Ya tienes calzoncillos limpios suficientes?-dijo mi madre preocupada
-Mamá, por favor. Vuelvo el miércoles como muy tarde.-reí.
-¿Tanto tiempo?
Carraspeé.
-Ehh, olle, ¿el sábado puedo traer a una amiga?-dije sin esperar. Se me acababa el dinero
-¿Otra chica?
-Es..sólo una amiga.
-Bueno, está bien, ¿es buena chica?-dijo después de un suspiro.
-Oh, sí. Es muy maja.
-Vale, vale.
-Bueno, me voy a desayunar.
-Cuidate!
Colgué y le mandé un último mensaje:
                                               "Arregrlado. El sábado te quedas en mi casa :)"
Enviar.
Listo.
Salí de la cama y me vestí con una camiseta y pantalones blancos y unas deportivas. Me metí el móvil en el bolsillo y me fuí al baño.
Jane.
Vaya, esa chica era estupenda. Tenía muchas ganas de que llegara el sábado. Abrí el grifo y me mojé la cara. Me sacudí los rizos, el móvil volvió a sonar.
                                        "Todo perfecto ;) Tengo aqí una amiga que está
                                              ansiosa por conocerte. ¿Qué te parece si
                                                   quedamos y te la presento?
¿Otra chica?
Tenía suerte. ¿Sería tan guapa como ella?¿Habría hablado mucho de mí con sus amigas?¿Cosas buenas o malas?Supongo que buenas, si no, no querrían conocerme, ¿no? Bueno, podría pobrar. Me encogí de hombros:
                                               "Por mí genial. ¿A las 5 en el Starbucks?"
Leí varias veces el mensaje y lo envié. Suspiré de vuelta a la habitación en la que dormía. LOs dueños de la casa trabajaban desde muy pronto de la mañana y muy tarde de la tarde, aunque sea domingo, por lo que casi nunca coincidíamos.
Bajé las escaleras y me preparé en desayuno, unas mandarinas y saqué un yogur del frigorífico.
Me quedé con la cabeza metida en el frigorífico unos minutos. En esa casa hacía mucho calor.
En cuanto me dispuse a ponerme a desayunar, el teléfono volvió a sonar:
                                                         "Allí estaremos"
                                     

2~

Capítulo 2:
Dejé las llaves en el cuenco después de cerrar la puerta sigilosamente. Eran las 12:05 y no debía hacer ruido si no quería recibir una buena bronca de mi madre.
Me quité el abrigo y lo cogué en el armario empotrado de la entrada y dejé los zapatos seguidamente. Avancé con los calcetines sobre el suave parquet (que, por cierto, casi me mato, ya que mi madre había pasado el abrillantador). Subí las escaleras y entré en mi habitación y cerré la puerta detrás de mí con cautela.
Dejé el iPhone sobre la mesilla de noche, no quería ser cotilla y menos con las cosas que eran de completos desconocidos.
Solté mi trenza  de lado y comenzé a peinar el pelo rubio frente al espejo.
Mis ojos azules estaban ligeramente hinchados-por suerte, no se notaba- y el maquillaje algo corrido. Mojé un trozo de algodón con desmaquillante y me lo pasé por la cara.
Por mi sorpresa, el iPhone sonó con una melodía pegadiza. Me acerqué y observé la pantalla.
En ella, ponía un número que no reconocí para nada. No quería alertar, asi que lo dejé sonar.
Pero el teléfono volvió a sonar. Y otra vez. Y otra vez. Otra vez. Otra vez. Me arté y decidí cogerlo.
Deslicé el dedo por la pantalla táctil y me lo pegué al oído.
-Ehh..S-Si?-pregunté insegura.
-¿Quién eres?-preguntó una voz masculina al otro lado del teléfono.
-B..Bueno, yo...
-¡¿Y qué haces con mi teléfono?!
-Te..te explico, escucha-carraspeé-¿te acuerdas...esta noche...que me pediste la hora?
Silencio
-¿En el autobús?
-Ehh..¿eres la  chica  una rubia con una trenza?
Se acordaba. Sonreí
-Esa soy yo. Te dejaste el móvil en el autobús y decidí guardarlo, por si te volvía a ver o con esperanzas de devolvertelo. Cuando sonaba no iba a cogerlo, por miedo a que fuera una chica o.. alguien, pero como insistía tanto, pues lo cogi.
-Amm..eh. gracias, supongo-oí como sonreía al decir esas palabras.
Reí.
-Denada hombre, si quieres quedamos y así te lo devuelvo.
-Genial, ¿mañana puedes?
-Perfecto-respondí , dibujando corazoncitos en un papel que tenía cerca. Solté el boli de inmediato, poniendo una mueca de enfado.
-Muy bien, ¿a las 8 pm en la puerta del Big Ben?
-Allí estaré.
-Cuidamelo eeh.
-Está en buenas manos, no te preocupes-volvía reír-Adioos.
-Adiós.
Colgó.

Al día siguiente, unas horas antes de las 8...
Bajé las escaleras corriendo y abrí la puerta.
-Jaaaaaaaaaaaanyyyyy-exclamó Ellen, dandome un fuerte abrazo.
-Eh, relájate, parece que no me has visto en años
Se quitó la chupa marrón y la colgó en el perchero.
-Dime, ¿cómo fue ayer con Dan?-dijo subiendo las escaleras y entrando en la habitación. Se sentó en la cama con las piernas cruzadas.
-Bueno...
-Oh-Oh.¿Qué pasó?
Suspiré y me senté en la mesa de estudio.
-Le pillé besando a otra.
Abrió los ojos mucho. Parecía que iban a salir de sus órbitas en cualquier momento.
-¿Cómo que?
-Mira...-suspire y tragué unas cuantas veces y le conté todo. Desde el helado de mango en aquella heladería hasta el capuchinno empapandole la camiseta.
-¿Ese tío es tonto?¿ A quién se le ocurre besar a otra mientras estas en un cita con tu novia? Definitivamente, a ese chico le faltan unas cuantas neuronas. Es más dudo que tenga cerebro.
-Y si lo tiene, no lo usa para nada.
Ellen se levantó y me dió un fuerte abrazo y acto seguido me dió un sonoro beso en la mejilla.
-Aííííí. Deverían saber que nadie se mete con mi Jane, nadie.
-¿"Tu" Jane?-reí.
Ella rió y volvió a sentarse en la cama y, denuevo, volvió a abrir los ojos demasiado.
-¡Aiba!¿Y este iPhone?-dijo agarrándolo y mirándolo desde todas las perpectivas.
Me levanté de un brinco y se lo arrebaté de las manos.
-Es de....ehh..un chico-dije dudosa
-¿De un chico?¿Qué chico?-dijo con cierto interés
-De uno que conocí ayer.
-¿Ayer?¿Donde?
-Ay chica, parece que estoy en un interrogatorio.
-No me cambies de tema.
Suspiré.
-Un chico que se dejó el móvil en el autobús ayer por la noche. Hemos quedado hoy para devolvérselo.
-¿Hoooy?¿Era guapo?
Esa era Ellen, siémpre fijandose en el físico.
-Y yo que sé, Ellen, apenas lo conozco.
Me miró con incredubilidad.
Suspiré.
-Esta bieeeeeeeen. Era guapísimo-me senté en el borde de la cama.
-¿Cómo era?-tornó sus ojos en excitación e interés. Mucha interés.
-Alto, pelo castaño y rizado, ojos verdes.
-Buuuuf, ¿as pensado ya que ponerte?
-¿Cómo que qué ponerme? Voy a devoverle el móvil, no he quedado con Loeonardo Di Caprio
-Parecido. Ahora mismo te voy a ayudar a elegir la ropa- se levantó y tiró de mi brazo.
Me levanté y ella me arrastró hacia el armario y comenzó a sacar ropa a montones. Ella puso varios modelitos sobre la cama y me los probé uno a uno. Según ella, con todos estaba guapísima.
Al cabo de una media hora después, las dos optamos por uno sencillo, pero bonito y seductor;
Llevaba unos pantalones pitillo azul claro, botas militares, dos camisetas blancas de tirantes y una chaquetita marrón con botones y Ellen pensó, para no marcar demasiado escote, me puso un pañuelo beis. Me puse un colgante con forma de corazon marrón y unos pendientes de aro. Me dejé el pelo suelto. Era más salvaje, según Ellen. Me maquillé un poco, pero no demasiado, no quería parecer una puerta.
-¿De verdad estoy bien?-repetí una vez mas dando otra vuelta delante del espejo.
Ellen suspiró
-Que sí pesada, ahora, vete, que si no llegas tarde.
-Cierto-me acerqué a la mesilla de noche y cogí el iPhone y mi BB.
-Bueno guapísima, yo me voy ya. Oh, y ponte mi chaqueta para que no pases frío.
-Gracias-le dí un fuerte abrazo.

Media hora más tarde...
Las 8:00
Me aseguré por tercera vez que lo tenía todo. El iPhone, en el bolsillo. Mi móvil, en el otro. La cartera, en la chaqueta. Perfecto, lo tenía todo.
Fuí despacio a la puerta del Big Ben y me senté en un banco que había cerca.
Cinco minutillos mas tarde, una figura alta con rizos se acercó a la puerta y miró su reloj .
Espiré tranquilizándome y tragué un par de veces. Era el momento. Me levanté y me moví hacia él.
-Bu-dije detrás suya.
Él se dió la vuelta y me miróa la cara. Sonrió.
-Ah, hola.
-Soy Jane, lo primero.
-Harry
Se acercó y me dió dos besos en las mejillas.
-Oh- saqué el móvil del bolsillo y se lo tendí-. Toma.
Alargó la mano su mano y lo cogió
-Ah, gracias
Reí.
-No hay de qué.
-Bueno..ehh..¿te apetece ir a tomar algo?-propuso.
-Emm..Vale-sonreí.
-¿Alguna sugerencia?
-Podemos ir al Starbucks de aquí cerca.
-Por mí, perfecto.
Avanzamos unos cuantos metros en silencio hasta llegar a una acogedora y  pequeña estancia´. Él me abrió la puerta y me dejó entrar.
-Vaya, gracias-le sonreí mirándole a los ojos.
Él me devolvió la sonrisa y puso una mano en mi espalda. Me guió a la planta de arriba y los dos subimos las escaleras de dos en dos. Escogimos una esquina con dos sillones, uno individual y uno doble. Me senté en éste último y me quité la chupa, que la deposité al lado mía.
-¿Qué quieres tomar?-dijo él, sin sentarse.
-Hummm...sorpréndeme, pero que sea calentito-sonreí.
Él me sonrió de vuelta y asintió, y acto seguido se volvió y bajó las escaleras.


-Mm...esto está realmente bueno, ¿qué es?-dije dándole el primer sorbito a la bebida que Harry me había traído.
-Es chocolate con vainilla y nata-
-Pues está buenísimo-dí otro sorbito-Bueno, me estabas contando sobre tu banda, ¿cómo se llamaba?
-White Eskimo, ensayamos todos los miércoles y los sábados.
-Vaya, ¿qué instrumento tocas?
-Canto
-¿Cantas?
Asintió.
-Wow. Ya me invitarás a ir a verte.
Soltó una carcajada suave
-A mí no me importaría, pero es que no tocamos en Londres, más bien, no soy de aquí.
-¿No?¿Y de dónde eres?-di otro sorbito a la bebida que tanto me había gustado.
-De Cheshire. Holmes Chapel, para especificar.
-Am, ¿Y has venido hasta Londres para ver las tarifas de Oxford?
-Sip, mi madre quería que hablara con el directior en persona sobre las becas y esas cosas. Le djie que podía mandarle un e-mail, pero ella dice que esas cosas no sirven y tenía miedo a que no llegara y esas cosas.
-Am.
Una chica rellenita y pelirroja subió por las escaleras con una bandeja de metal. Se dirigió hacia nuestra esquina y dejó un pequeño platito sobre la mesa con un papel sobre él.
Lo dos alargamos las manos para cogerlo, pero yo fui mas rápida.
6, 20 euros.
-Pago yo-dijo intentando quitarme la factura de las manos
-De ninguna manera-saqué el monedero del bolsillo de la chupa.
Se levantó
-No, no, no, pago yo-me quitó el monedero de las manos.
Me reí.
-Devuélvemelo-dije levantándome y poniendo las manos en jarras, pero sin evitar reírme.
Él puso la mano en alto y sacó su cartera del bolsillo del pantalón. Ahí estaba mi oportunidad. Dejé de dar saltitos y cogí, mirándole a los ojos y sonriéndo, la cartera de las manos
-¡Eh!-ahora era él quien me perseguía.
Corría por la sala, ya que estaba vacía, hasta que me detuve en un punto, sostube la cartera detrás de mi espalda y me qedé cara a cara con él.
-Si dejas 6, 20 en aquel platito y me devuelves el monedero, te doy la cartera.
Harry suspiró y se acercó a la mesa. Yo, con una sonrisa, le seguí y dejé la cartera en la mesa. Abrió la cremallera del monedero azul, y se quedó pensativo, cerró rápidamente la cremallera y agarró su cartera, sin que yo pudiera detenerlo.
-¡Oye!-grité, intentado quitarsela.
-No no, ya no me engañas-abrió la cartera y sacó un billete de cinco y una moneda de dos.
Yo, me senté en el sillón doble y hice como si estuviera enfadada, la verdad es que lo estaba, pero lo exageré un poco.
Harry se sentó al lado mía. Yo le dí la espalda, cruzando los brazos sobre el pecho.
Rió.
-¿No te habrás enfadado, verdad?-pasó los brazos por mi cuello y me lo susurró al oído.
Entonces me puse nerviosa. Pero no se lo dejé notar.
Giré la cabeza y le miré a los ojos. Sonreí. Pero aparté la mirada y aogué mi sonrisa.
-Vamos, la próxima vez te dejo pagar a tí, ¿de acuerdo?
Solté una risita.Y volví a mirrle a los ojos.
-Eso es lo que quería oír-me giré para quedar en frente suya y comencé a juguetear con uno de sus perfectos rizos-¿Tenías planteado una proxima ve o qué?-dije sonriendo.
-Bueno, nunca se sabe
-¿Cuanto tiempo te quedas en Londres?
-El tren sale el jueves por la tarde, pero siempre le puedo decir que me quedo otro fin de semana.
-¿No estarás durmiendo en un hotel tanto tiempo verdad?
Se rió.
-No, estoy en una casa de unos amigos de mis padres.
-Ah vale....Oye, ¿cómo consigues mantener los rizos tan...rizados?-solté una carcajadita.
-Pues..no sé, salen solos...-se tocó el pelo-, pero tienes que verme con el pelo mojado, parece una fregona.
Ahora sí, estallé en risas.
-No exageres, hombre
Y así estubimos, riendonos y hablando sobre cosas absurdas, mirandonos a los ojos, como si nos conociéramos de toda la vida, hasta que nos levantamos y decidimos dar una vuelta por Londres

1~

Capítulo 1:
Atravesé la calle hasta la parada de autobús más cercana. Estuve 5 minutos esperando, dando pequeñas patadas impacientemente, hasta que un autobús amarillo se paró delante de mí.
Subí al vehículo, dejé el dinero justo sobre el mostrador y me senté en uno de los sillones dobles libres. Los últimos pasajeros subieron y el autobús se puso en marcha.
Posé mi vista en la calle. Era una noche fría. Las farolas iluminaban con una tenue luz las calles vacías. Era viernes y eso se notaba en los bares, en los que la música sonaba alta y las voces y gritos se escuchaban con facilidad.
Que tonta había sido.
No podía quitarme esa conversación de la cabeza.
¿Por qué?
Sacudí la cabeza. Será mejor que lo olvide. Pero no pude evitar dejar escapar una lágrima, que me la atrapé con el dorso de la mano. Pero enseguida más y más lágrimas siguieron a la primera, por lo que me di por vencida y dejé que cayeran despacio y en silencio. ¿Por qué detenerlas? No me importaba ahora ya mi aspecto en absoluto. Dejé que mis sentimientos se adueñaran de mi, por lo menos hasta que llegara a casa. Hasta entonces, tendría tiempo de inventarme una excusa coherente y creíble para que mi madre no se preocupe. O, simplemente trataría de evitar encontrarme con ella.
Algunos minutos más tarde, el automóvil volvió a parar y nuevos pasajeros subieron, hasta que el autobús estuviera lleno por completo.
El único sitio libre era el sillón al lado mía. El último pasajero subió apresurado y se sentó en el asiento. Era un chico alto. Bastante alto, Tenía el pelo castaño y rizado y ojos verdes. Se pasó la mano por el pelo y se quitó el abrigo, que lo colocó en su regazo, después de un breve suspiro.
Noté como el chico ojeaba de vez en cuando hacia mí. Exhalé un breve suspiro y decidí pasarme la mano por la cara y apartarme las lágrimas medio secas de ella, pensando en el mal aspecto que tendría ahora mismo, queriendo desaparecer para no tener que pasar por momentos incómodos como ese. Me tapé la cara con las manos, intentando retener con todas mis fuerzas las lágrimas que aún no habían tenido la oportunidad de caer y sin dejar de repetirme lo tonta que estaba siendo.
Por una vez que me pongo maquillaje -pensé.
Ese pensamiento, sólo hizo que las lágrimas cayeran más deprisa. Me las atrapé con rapidez y con sutileza, intentando no llamar demasiado la atención con mis leves gemidos, casi inaudible.
-Humm...Perdona, ¿podría decirme qué hora es, por favor? -preguntó él, tímido, educado.
-Claro -murmuré.
Me remangué la manga hasta quedar cubierto el reloj.
-Las 23:36 -dije mirándole.
-Gracias -me sonrió. Parecía aliviado.
Puse la manga en su sitio y miré hacia la ventana.
Era guapo. Resoplé levemente.
Me dejé llevar por el tiempo y el momento, obervando la calle que me llevaría a mi casa, la ruta que ya me sabía casi de memoria, inundada de recuerdos y de pensamientos estúpidos que no ayudaban demasiado a animar mi ánimo, que se hundía cada vez más.
Pasó el tiempo y llegó el momento de su parada. Se levantó momentos antes de que el autobús se detuviese para ponerse el abrigo.
El vehículo paró y él me dedicó una última sonrisa, antes de desaparecer.
Volví la mirada hacia la ventana, casi frustrada ante la pasada acción. ¿Por qué demonios me habia sonreído? No le conocía. ¿Qué pasa? ¿Una chica no puede llorar en un autobús?
Resoplé mentalmente y simplemente, lo dejé pasar.
Saqué un pañuelo del bolsillo y me lo pasé por la cara, sin importarme un solo poco el maquillaje que posiblemente me cubriría todas las mejillas.
Se acabó. Jamás volvería a llorar por un chico, daba igual el daño que me hiciera. No merecía la pena. El pensamiento me enfureció bastante y ahora no sólo estaba triste por la pérdida, si no furiosa. Más de lo que estaba antes.
Respiré hondo y fruncí el ceño, con la mirada aún fija en la calle.
El vehículo paró despacio delante de la parada que me correspondía y la más cercana a mi casa. Suspiré tras levantarme de mi asiento.
Pero algo me llamó la atención.
Una pequeña caja metálica negra yacía sobre el sillón azul. Alargué la mano para ver mejor lo que era y enseguida lo descubrí.
Era un teléfono móvil. Un iPhone, más bien.
Perfecto. Alcé las cejas al verlo y desencajé la mandíbula. Más que perfecto. ¿Por qué tenía que ser siempre tan buena con todo el mundo? No conocía a ese chico, no tenía por qué cogerlo. A pesar de esos pensamientos, agarré el teléfono antes de que el vehículo se volviera a poner en marcha. Empecé a caminar en dirección a mi casa esperando no tener que arrepentirme de esto más tarde, resoplando de nuevo, solo que con más intensidad.

[Unas horas antes...]
Caminé deprisa sobre la hierba mojada, observando continuamente el reloj
Las 17:43. Mierda. Apresuré mi caminata y llegué exhausta a una heladería en frente del parque. Allí estaba. Daniel. Nada mas verlo, sonreí. Lo quería, no cabía duda. Me acerqué corriendo hacia él.
-Siento muchísimo el retraso-dije entre jadeo y jadeo-. No encontraba la zapatilla izquierda.
-Eh, princesa, a mí no me tienes que dar explicaciones-dijo interrumpiéndome y poniendo el dedo índice sobre mis labios. Sonrió.
Me acerqué a él y le besé, él me siguió el beso.
-¿Entramos?
Asentí.

~

Después de horas y horas hablando, dimos un largo paseo por las orillas del río Támesis. La verdad es que Londres era precioso de noche, todas sus luces y focos iluminaban cada rincón de la ciudad y la convertía en un lugar culto e interesante. Siempre me había cautivado esa ciudad, incluso desde antes de cuando me mudé allí, enamorándome ya de ante mano con fotos e imágenes que buscaba casi todos los días, para informarme de más y más cosas sobre la ciudad que prefería ya desde siempre, sin siquiera haberla visto en vivo y en grande.
Los dos nos paramos ante el río, pasó su brazo por mis hombros y me besó la frente.
-¿Tienes frío? ¿No quieres ir a algún bar?-preguntó arropándome con sus brazos.
Reflexioné por unos minutos.
-No, no hace frío como suele hacer de costumbre. Prefiero quedarme aquí, muy pocas veces hace esta temperatura a mitades de marzo.
-Sí, tienes razón. ¿Y no quieres nada para beber? Puedo ir en un segundo, el bar está aquí al lado.
-Hm.. mejor voy yo, ¿te parece? Me da algo de miedo quedarme aquí sola -dije y solté una risita.
Le di un beso y le sonreí, mirando a sus profundos ojos marrones.
-¿Qué quieres para beber?
-Un Capuchinno
-Muy bien, quédate aquí ahora vuelvo.
Me sonrió y me soltó la mano.

~

El bar que había elegido estaba alborotado. Gente de entre 15 y 21 años, o incluso gente más mayor, bailaba al ritmo de la música con sus bebidas en las manos. Me hice paso entre la gente y me acerqué a la barra. Todos los camareros estaban ocupados con algo importante, así que esperé mi turno con paciencia, mirando de reojo la decoración del bar.
Algunos minutos más tarde, una chica joven con el pelo negro liso y un piercing negro también en la nariz, me atendió.
-Dos capuccinnos, por favor.
La chica asintió sin expresión en el rostro y unos largos minutos después apareció con una bandeja de cartón y dos vasos del mismo material. Dejé el dinero justo en la barra y agarré la bandeja.
Dí unos saltitos con mis zapatillas nike y llegué a donde estábamos antes. Me detuve unos pasos antes, sin hacer ruido. Vi a dos siluetas. Juntas. Muy juntas. Demasiado juntas
Dejé la bandeja en un banco cerca de allí y me acerqué sigilosamente.
Se me heló la sangre cuando vi que era Daniel con otra chica.
Levanté las cejas, casi divirtiéndome sarcásticamente con a escena.
-¿Dan?-dije.
La pareja se separó bruscamente y él me miró a los ojos.
-J-Jane..-tartamudeó.
La chica me miraba espantada, pero no pude reconocer quién era.
Fruncí los labios y me crucé de brazos, mirandolo perpleja.
-Jane, y-yo..
-¿En serio, Dan? -le interrumpí con brusquedad-. ¿Tan tonto eres?
La chica salió corriendo arrastrando sus pesados tacones. Resoplé y rodeé los ojos, que empezaban a inundarse de lágrimas.
Resoplé. No podía creer que las lágrimas ya estaban preparadas.
-No..No es lo que parece, Jane, sólo escúchame...
-¡Estoy harta, Dan! -grité y se me escapó una lágrima y me la cogí con la mano al instante.
No iba a mostrarle que estaba débil.
-Escúcha, Jane.
-Me parece que tienes mucho arte para conseguir que esa chica no se atragantara con tu lengua juguetona -puse los puños sobre las caderas.
-¡No la estaba besando!¡Te lo juro!
-¡Lo he visto, Dan! ¿Crees que soy tonta?
-No....no.
-Vete a la mierda, Daniel
Me giré para irme, pero él me agarró de la muñeca
-Me encanta cuanto te enfadas -susurró atrayéndome hacia el y hundiéndo su nariz en mi pelo
Me dí la vuelta de nuevo y le miré a los ojos.
-Ah, ¿si? -agarré el capuchinno sin apartar la mirada de sus ojos , le quité el tapón y eché el contenido sobre él, empapandole toda la cara, el pelo y parte de su camiseta- ¿También te encanto así?Ahora sí, me dí la vuelta y caminé lejos de allá, aún sin decidir cuál era mi paradero. 
Y ahora sí, deje caer la primera lágrima de la noche. Me dejé llevar, y acabé en la parada de autobús más cercana.